Báculo: el cayado del pastor
« Yahveh es mi pastor, nada me falta. Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce, y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre. Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo;tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.»
Salmo 22, 1-4
Su nombre viene del latín «baculum, baculus, bacillum», es decir bastón o cayado. Por su sentido práctico, este instrumento de apoyo se asocia a la autoridad del pastor que dirige a su rebaño hacia un lugar de bienestar, además representa un soporte al caminar.
En otras culturas este instrumento se asocia al poder que tiene una persona con autoridad, cual cetro de un rey que gobierna. En vida de la Iglesia que comenzó a utilizar en el siglo VII en la liturgia hispánica, como elemento propio del obispo, en calidad de pastor de la comunidad cristiana. Por tal razón esta insignia le es entregada el día de su ordenación episcopal, mientras se le dice: «Recibe el báculo, signo del ministerio pastoral, y cuida de todo el rebaño que el Espíritu Santo te ha encargado guardar, como pastor de la Iglesia de Dios».(Pontifical Romano, nº 54). El báculo es usado en la liturgia solemne por el obispo durante la procesión de entrada, durante la proclamación del Santo Evangelio y la bendición final.
El báculo en su extremo superior finaliza con una cruz o una barra cruzada horizontalmente, aunque en el siglo XII se generaliza el diseño en espiral.
Aldazabal (2002) indica que también los abades reciben y utilizan este mismo signo como símbolo de su función pastoral.